Más de una vez, luego de haber
comprado un producto, nos damos cuenta que este está dañado, descompuesto o,
como dicen por ahí, “huele un poco raro”. Nuestra primera reacción suele ser reclamar
al que nos vendió ese producto con el fin de obtener algún tipo de respuesta
que cumpla nuestras expectativas, pero, al mismo tiempo, muchas veces sin saber
a quién dirigir ese tipo de objeciones lo único que hacemos es botar a la
caneca el producto y desentendernos de la situación.
Como vemos en la ilustración
de arriba: en el lado izquierdo está la familia sentada en el sofá viendo televisión,
donde pasan la noticia sobre unos productos importados que están contaminados y
mencionan el número del lote respectivo. En el lado derecho, el papá se sorprende
luego de encontrar que las latas que compró en el supermercado están averiadas;
y el niño de la familia que se marea después
de abrir una lata con producto vencido y descompuesto.
Por estas razones, una de las
variables más importantes para presentar un reclamo, que pueden encontrar las
personas al leer una etiqueta, es el nombre y dirección de la empresa que
produjo, envasó o re-empacó el producto; y la identificación del lote del
producto, la cual se lee al lado de la palabra ‘lote’ o la letra ele, y es la
cantidad determinada de unidades de producto de características similares
fabricadas o producidas en condiciones esencialmente iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario